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El peso de la carga se me ha hecho demasiado pesado. Me encuentro dando pasos pequeños que laceran mis pies y me hacen detenerme siempre en el mismo lugar. Es tiempo de soltarla ¿No creés? Si estás tan aletargado en el tiempo y el espacio como todo el resto de lo que nos rodea.

Ya no quiero nada más que sentir ligereza y calma. ¿No lo querés vos también?

Entonces es hora de soltar…

Dejaré de hurgar en los rincones buscando las respuestas que me he dado cuenta que no encontraré jamás. Ya no trataré de llenar los vacíos con sentimientos inventados, si, ahora, puedo ver que no dolerá menos la mentira adornada que la tangible verdad.

Ya no quiero sujetar las cadenas que han logrado ampollar mis manos, creo que he agotado las fuerzas y a vos ya no te quedan más ganas navegando por tus venas.

Es hora de soltar…

Dejaré de inventarme ilusiones, de anhelar fantasías que jamás sucederán. Es tiempo de abrir los ojos y vernos de verdad. De saber que hemos dado lo que cada uno fue capaz de dar y nada más.

¿Para qué anclarnos a la vana espera? ¿Para qué sujetarte a un lugar en el que ya hace tiempo que no estás?

Ya no quiero sentir el miedo que provoca en mis sueños tu voz pidiendo a gritos que quieres escapar. Ya no quiero ser prisionera de los miedos de un pasado que no podemos remediar. No quiero ver temblar tus ojitos perdidos en el delirio de ya no saber lo que es real. No quiero ver las flores que sembraste marchitarse de tristeza ante tu cruel realidad.

Doy ese paso grande al costado, ese que nunca quise dar y te dejo pasar.

Sé libre. Puedes irte ya.

Recorre los lugares en los que dejaste parte de tu vida, vuelve a sentir los olores que te llenaban el cuerpo de energía, se joven otra vez y corre, y cabalga y sonríe, sobre todo sonríe…

Es hora de soltar.

Perdono, si es que mi alma no me miente, todo aquello que una vez me hizo llorar, retengo en mis pupilas para siempre los momentos de auténtica felicidad, guardo tu voz, la que hablaba tranquila, la que me llenaba de paz, y la mejor versión de lo que fuiste, de lo que siempre serás.

No hay reproches, no hay enojos, no hay mentira ni verdad. Da la tarea por cumplida, la jornada por terminada y vete a donde quieras estar.

Es hora de soltar, vos y yo quedamos en paz.